Videovigilancia y Big Data, la respuesta a los desafíos de las Smart Cities

Por: Manuel Zamudio, Gerente de cuentas nacionales en Latinoamérica, Norte y El Caribe de Axis Communications

El concepto de "ciudad inteligente" se puede definir como un conjunto de planes de mejoramiento que abordan múltiples desafíos. Estas pueden referirse al transporte, la movilidad, la calidad del aire, los niveles de ruido, la gestión del agua, las barreras arquitectónicas, la optimización del mantenimiento, la iluminación pública, el desarrollo urbano y otras áreas. En el caso de México, para el año 2020, se prevé que se incremente en un 45%[1] el uso de nuevas tecnologías para la planeación y administración en la infraestructura, solventando así la falta de movilidad que existe hoy en día o el aumento de la inseguridad de los ciudadanos.

Estos aspectos, en última instancia, están todos relacionados entre sí. Por ejemplo, la cantidad de tráfico tiene un efecto negativo sobre la calidad del aire y los niveles de ruido. Con el fin de hacer frente eficazmente a la contaminación, las autoridades municipales están buscando tecnologías que les ayuden no sólo a manejar el flujo del tráfico, sino también a comprender mejor el vínculo entre las calles de la ciudad más transitadas y la calidad del aire. Cuando se trata de evaluar estas políticas de sustentabilidad urbana, es crucial que puedan obtener y contar con información precisa. Se requiere de un panorama claro de la situación actual para poder medir qué elementos tienen un mayor impacto en el medio ambiente.

Las cámaras de videovigilancia proporcionan respuestas

En México, los desplazamientos diarios y los accidentes automovilísticos se encuentran entre los principales factores que causan bloqueos en las vías y carreteras. En algunas ciudades, las cámaras de red ya se utilizan como sensores inteligentes que recopilan datos en tiempo real sobre el tráfico, incluido el recuento de vehículos, información sobre desviaciones u obras viales, accidentes y congestión. El video en vivo y las notificaciones automáticas de incidentes pueden ayudar significativamente a los funcionarios a evaluar de forma más rápida la situación vial. Además, las autoridades pueden asignar los recursos de rescate necesarios, como los agentes de la policía, para que puedan, de forma eficaz, ayudar a reducir la congestión.

Por otro lado, las cámaras de red ofrecen múltiples beneficios en comparación con los dispositivos de conteo de vehículos tradicionales que se colocan debajo de la superficie de las carreteras. Los primeros, son fáciles de instalar y más versátiles, además que resultan una opción más económica de implementar y mantener. Incluso, facilitan la construcción de una red extensa de sensores que permite recolectar una mayor cantidad de datos. Las estadísticas de tráfico que se obtiene de las cámaras, se pueden combinar con los datos de las estaciones meteorológicas que miden la calidad del aire, registrando información en vivo sobre gases, partículas, velocidad y dirección del viento. Con ello, las aplicaciones de big data proporcionan un análisis optimizado de la correlación entre la calidad del aire y las fuentes de contaminación.

Las múltiples áreas de aplicación

Sin duda, existen otros factores que influyen en la vida cotidiana de la ciudad. En este punto, las tecnologías de videovigilancia también pueden extenderse para el mejor funcionamiento de otras áreas. Por ejemplo, las aplicaciones de software que se ejecutan en las cámaras de red permiten detectar cuando está lloviendo y miden también la intensidad. Una vez se combina con otras fuentes de datos, ayudan a monitorear el impacto de la lluvia en la contaminación y el tráfico. Cuando se trata del nivel de ruido, las cámaras IP equipadas con micrófonos y software de análisis de audio brindan la posibilidad de medir y analizar la contaminación acústica, correlacionándola con el tráfico, pero también con las posibles construcciones que se estén desarrollando en varios puntos de la ciudad.

En relación a la congestión de personas, poder entender su comportamiento utilizando datos recolectados por cámaras resulta de gran valor. Saber el número de personas por metro cuadrado durante un tiempo determinado, puede ayudar a las autoridades a desarrollar nuevos conceptos de planificación urbana que optimicen la arquitectura, la gestión del tráfico, el estacionamiento, los centros comerciales, el mobiliario urbano y la iluminación. Estos dispositivos pueden proporcionar información al momento, sobre la disponibilidad de plazas de estacionamiento, lo que tiene un impacto directo en el tráfico, la calidad del aire y la experiencia ciudadana. El aumento de la seguridad de los conductores, ciclistas y peatones es otro de los objetivos de las ciudades inteligentes y, para conseguirlo, se necesita la correlación de información sobre varios aspectos del día a día de la ciudadanía.

Un enfoque abierto

La elección de una plataforma abierta y flexible que permita que las cámaras de red actúen como sensores inteligentes aporta beneficios tangibles a los proyectos de las ciudades inteligentes. Este enfoque puede ayudar a proporcionar información válida y correlacionada sobre las múltiples variables que componen la vida cotidiana de los ciudadanos. Por primera vez, las autoridades tienen la oportunidad de comparar datos detallados en tiempo real con otros modelos de big data y tomar decisiones sobre las políticas que realmente marcarán la diferencia.

En conclusión, por supuesto, las necesidades de los municipios cambiarán y evolucionarán a lo largo de los años. No obstante, a través de una plataforma abierta, las cámaras de red se pueden utilizar como sensores inteligentes para casos de uso existentes, pero también serán fáciles de escalar e integrar en las futuras soluciones de acuerdo a la prioridad, los recursos y las nuevas posibilidades técnicas.

[1] Fuente: https://energiayredes.com/el-primer-paso-hacia-la-internet-las-cosas/