Sostenibilidad corporativa: las lecciones clave de los expertos
Por: Lourdes Adame Goddard, IMT
La sostenibilidad en el entorno corporativo ha vivido una evolución en los últimos 20 años. Se empezó a abordar tímidamente como un complemento en el ámbito de las buenas prácticas empresariales, casi como una pincelada con la que adornar la identidad corporativa.
Durante muchos años, las empresas emprendieron acciones puntuales, y si bien la intención era loable, en la mayoría de las ocasiones carecían de un plan con potencial para generar un impacto positivo, medible y tangible en el largo plazo.
En el mejor de los casos, la sostenibilidad se pasó a un departamento como parte de la política de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), aspecto que ha suscitado gran debate por percibirse como un elemento desconectado de la operación y la estrategia del negocio.
A lo largo de los años, la sostenibilidad se ha vuelto más común en las operaciones empresariales. Uno de los expertos más influyentes en impulsar este cambio fue John Elkington, quien acuñó el término “Triple Bottom Line” (TBL), un marco que amplía el enfoque tradicional de la evaluación del desempeño empresarial al incorporar factores sociales y ambientales además de las consideraciones financieras. Las tres "líneas de fondo" del enfoque TBL son: personas, planeta y ganancias. En la década de 2000, Elkington se consolidó como figura clave en alentar a las empresas a adoptar una perspectiva más completa a la hora de abordar la sostenibilidad.
La evolución de la sostenibilidad en la empresa no ha estado exenta de obstáculos. El greenwashing (publicidad engañosa para generar la percepción de que los productos o políticas de una organización son respetuosos con el medio ambiente) ha sido uno de los grandes caballos de batalla de la sostenibilidad. Como sostuvo Matthew Weatherley-White, inversor y co-fundador de CAPROCK Group, en el marco de su participación en el World Business Forum New York 2021 “cuando las empresas consideran la puesta en marcha de políticas de ESG (Gobierno ambiental, social y corporativo), realmente piensan en el mínimo que pueden hacer para cumplir”. Esto revela una tendencia a centrarse en medidas superficiales en lugar de un compromiso real con la sostenibilidad.
Alexander McCobin, en su participación en el World Business Forum Bogotá, como CEO de Conscious Capitalism, mantuvo que la única manera de que haya una apuesta auténtica por la sostenibilidad es que se afiance el concepto de “ownership” (responsabilidad), comparándolo con la frase “si lo rompes, lo arreglas”. Es esencial que las empresas perciban a la sociedad y el medio ambiente como sus stakeholders, con interés e impacto recíproco.
Por otra parte, en los últimos 20 años se han producido numerosas crisis económicas, otro de los grandes desafíos para las políticas de sostenibilidad. La recesión siempre ha significado lo mismo: menos presupuesto para RSC, lo cual respalda el carácter accesorio (y prescindible) con que se ha abordado tradicionalmente. Al fin y al cabo, ¿qué aporta la sostenibilidad a la maximización del beneficio como esencia fundacional de cualquier negocio?
Premisa que se repite, según Andrew Winston (experto en sostenibilidad corporativa y fundador de Winston Eco-Strategies) “Siempre que ha habido una crisis, la sostenibilidad ha pasado a un segundo plano. Pero durante la pandemia, ocurrió justo lo contrario. Y hay dos cambios que garantizarán su permanencia: un mayor nivel de transparencia y el relevo generacional.”
Parece que actualmente estamos ante un cambio de paradigma. Los expertos coinciden en que la sostenibilidad tiene que formar parte de la estrategia, la cultura e incluso de los principios fundacionales de la empresa. Solo así conseguiremos sacudir los cimientos que nos sustentan como sociedad, y así dar lugar a un nuevo orden económico, o incluso yendo un paso más allá, a una “nueva civilización”, como propugna el Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus, quien estará presente en la 22 Edición del World Business Forum México 2023.
Quizás otro de los aspectos que más ha movilizado a las empresas es la propia exigencia de sus stakeholders en su concepción más tradicional: consumidores, inversores y empleados.
Ha llegado un punto en el que hemos pasado de valorar que una empresa implemente políticas sostenibles, a exigirlas. Este cambio de conciencia se atribuye, en gran medida, al relevo generacional. Son numerosas las encuestas que muestran cómo muchos jóvenes consideran determinante para trabajar o comprar en una empresa, el hecho de que tenga una marcada conciencia social y medioambiental.
¿Y qué hay de la tecnología? Hay unanimidad en cuanto a su papel crítico en desarrollar soluciones sostenibles, aunque se da una paradoja: “La tecnología es la solución. Pero toda la tecnología para resolver la crisis climática ya existe. Nos falta usarla. Capital también hay. Así que es solo cuestión de evaluar la tecnología existente y tomar acción. El problema es acelerar su implementación sin volver a replicar los patrones negativos que nos han llevado a esta situación crítica” considera Matthew Weatherley-White.
Jaime de Jaraíz, Presidente & CEO de LG Electronics Iberia, también coincide en la necesidad de tomar acción con la tecnología y recursos disponibles: “las empresas son la clave, porque las empresas son ejecutivas y es momento de actuar. La década de 2010 y 2020, ha sido la década de la digitalización. La de 2020 y 2030, será la de la sostenibilidad; porque de lo contrario la década de 2030 y 2040 será algo que no nos va a gustar, o no será. Las empresas son las palancas del cambio. Solo hace falta determinación y altruismo. La sostenibilidad 2.0 no es contar lo que vas a hacer, es hacerlo y después contarlo”.
Dada la urgencia por mitigar la crisis climática, WOBI ha lanzado la iniciativa Green Impact para inspirar a organizaciones de todo el mundo a poner en marcha sus propios programas de sostenibilidad. Y lo hará invitando a aquellas compañías que ya hayan implementado alguna iniciativa medioambiental a presentar sus historias en el World Business Forum México 2023. El objetivo no es otro que servir de ejemplo para motivar a los líderes de otras organizaciones a crear e implementar sus propios programas de sostenibilidad medioambiental.