Retos de inclusión financiera dentro de la población joven-adulta
Por: Iván Hernández, IMT
Dentro de esta nueva era digital, las entidades financieras han trabajado en impulsar su proceso de digitalización, esto con el propósito de mejorar su eficiencia en cubrir necesidades y expectativas de nuevos clientes.
En la actualidad, los jóvenes priorizan la digitalización en prácticamente todos los servicios, incluido el bancario; están acostumbrados a moverse en la web y les es mucho más cómodo interactuar con organizaciones de cualquier índole a través de una página de internet o una aplicación móvil. Consientes de ello, las entidades financieras buscan adaptarse de manera eficaz a las demandas de este segmento de la población, con una estrategia que se materializa en servicios desarrollados a su medida, como préstamos, becas, descuentos, promociones y experiencias.
Sin embargo, y de acuerdo con números de la más reciente edición del Millennial Disruption Index, al menos 71% de los jóvenes incorporados al mercado laboral preferirían ir al dentista que visitar un banco. Paralelamente, 33% de esa población está dispuesta a cambiar de institución bancaria en los próximos 90 días.
Para dimensionar no sólo la importancia, sino el tamaño de la población joven en el país es importante destacar que el más reciente Censo de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) refiere que en México hay poco más de 37.8 millones de personas de 12 a 29 años, lo que representa 30% del total de habitantes del país.
En América Latina y el Caribe existe mayor rezago en el tema, puesto que se suman problemas de poca penetración de la banca en la población general y, particularmente, entre los jóvenes. Según registros del Global Economic Databank de Oxford Economics, casi 60% de los jóvenes en la región no cuentan con servicios financieros formales.
Este rezago obedece principalmente a que en los países de Latinoamérica existe una brecha de inclusión financiera que desde hace décadas ha separado al mercado. Sin embargo, la banca digital y la entrada de nuevos jugadores disruptivos como las fintech han contribuido a un mayor ingreso de productos y servicios financieros; los jóvenes han sido un mercado relevante para estas empresas, pero el reto de cumplir con sus expectativas y generar más y mejores experiencias aún está en deuda.
Para contrarrestar este problema, los modelos disruptivos de la industria financiera deben presentar oportunidades sugerentes, tanto para acercar a las instituciones a los más jóvenes como para diseñar productos y servicios hechos a la medida de sus necesidades.