La verdadera fuente de la innovación está en la educación
Por: Erika Domínguez, Directora de Planeación Estratégica y Comunicación Corporativa de KIO Networks
Una de las principales tendencias de esta recién inaugurada década es la convivencia, cada vez más cotidiana, de tecnologías como Internet de las Cosas, Inteligencia Artificial, Machine Learning o el Robot Process Automation (RPA), que nos facilitará miles de procesos en beneficio de una mejor movilidad, telemedicina, industrias cada vez más eficientes y ciudades mejor conectadas.
Sin embargo, los vehículos autónomos, el reconocimiento facial, los drones de reparto autónomo o las soluciones de telemedicina no son sólo producto de la tecnología. La innovación proviene del talento, de las personas que se preguntan “¿y qué más podemos hacer?”, qué se puede mejorar, cómo apoyar más a sus comunidades, qué hacer en beneficio del medio ambiente, cómo lograr que cada vez más aplicaciones se traduzcan en beneficios de todo tipo: más ahorros, mejor acceso, recursos más sostenibles, mayor eficiencia. En resumen, cómo logramos acercarnos a ese futuro que queremos lograr.
Ahora más que nunca es relevante poner especial atención en la educación, ya que es el principal catalizador del talento y de la imaginación: es lo que nos permite que las ideas tengan forma y se conviertan en acciones a favor de todos.
Es alentador saber que el nuevo talento se está formando de distintas maneras: tanto en las aulas como gracias a los mentores que dan seguimiento a los proyectos presentados; desde los webinars donde expertos comparten información hasta foros donde se debaten los pros y contras de las tecnologías disruptivas para poder tomar una decisión informada.
La suma de todos estos esfuerzos parte de escuchar continuamente nuevas ideas, las cuales requieren ser probadas y hasta desafiadas para lograr todo su potencial. Este enfoque ha permitido el desarrollo e implementación de distintas soluciones como el uso de blockchain en cadenas de suministro, o aplicaciones que apoyan a la automatización de modelos de negocio para permitir a las industrias anticipar errores y ganar en eficiencia, desarrollo de nueva infraestructura tecnológica que es indispensable para telemedicina, ciudades inteligentes y mejor conectividad de los ciudadanos.
Nos parece increíble cómo hemos evolucionado tecnológicamente y lo que aún nos falta por ver. Sigamos impulsando todos aquellos espacios y acciones a favor de un aprendizaje continúo, porque es el primer paso para preguntarse: “¿y qué más podemos hacer?”