Cuatro acciones para formar líderes

Por: Lourdes Adame Goddard, IMT

En el entorno laboral que vivimos hoy en día, que resulta especialmente complejo después de la resiliencia y el trabajo virtual, híbrido y presencial, encontrar líderes resistentes y pragmáticos puede resultar especialmente difícil. Según un estudio de Gallup, el 82% de las ocasiones en una contratación las organizaciones se equivocan y ello repercute en sus ingresos y rendimiento generales.

Muy pocas personas nacen con una pericia innata para el liderazgo, por lo que las empresas deben desarrollar las habilidades necesarias para que sus líderes se desenvuelvan bien al frente de un equipo, todo ello en un entorno económico que cambia constantemente.

En el ebook “Reimagining Leadership Development for a Multi-Generational Workforce”, publicado por Udemy Business, describe cuatro acciones que las empresas deben tener en cuenta para desarrollar líderes estratégicos e influyentes, especialmente cuando varias generaciones trabajan juntas.

1. Conocer a los miembros de la fuerza laboral. Para formar a sus líderes, las empresas necesitan conocer a las distintas generaciones que hoy conforman a la fuerza laboral, desde los nacidos antes de 1946, hasta los más jóvenes, los millennials y la generación Z, los cuales cada vez ocupan más puestos laborales.

Estas dos últimas generaciones (Millennials y Z) valoran los beneficios que favorecen su desarrollo personal, por encima incluso de las recompensas económicas, por lo que, a la hora de formarlos, es crucial que los líderes les ofrezcan oportunidades que realmente les aporten valor y contribuyan a aumentar su fidelidad al puesto de trabajo.

Particularmente, los miembros de la generación Z son nativos digitales y buscan experiencias de aprendizaje personalizadas y flexibles, para poder adquirir las competencias necesarias y mantenerse a la vanguardia.

La flexibilidad es también una prioridad para ellos -incluso antes de la pandemia lo era- por lo que les gusta trabajar a distancia y tener un equilibrio entre la vida laboral y personal, con tiempo para hacer ejercicio o relajarse, por lo que a la hora de formarlos es importante tener en cuenta que trabajan con flexibilidad y por resultados.

2. Las habilidades que hoy se necesitan. ¿En qué habilidades deben centrarse los empleados para liderar con equidad y crear una cultura positiva y de aprendizaje? Aunque hoy en día la educación es cada vez más personalizada, hay ciertas habilidades y características que son útiles para todas las generaciones.

  • Diversidad, equidad e inclusión. Cada vez más los colaboradores desean trabajar en un ambiente diverso, de hecho, 67% de las personas afirman que éste es un factor determinante a la hora de evaluar ofertas de empleo, según una encuesta de Glassdoor. En este sentido, los líderes son quienes definen la cultura y los valores organizacionales a través de sus acciones, por lo que es importante que aprendan la importancia de incluir a todos y valorar las distintas ideas, opiniones y orígenes. El primer consejo para lograrlo es prestar atención a romper los prejuicios incondicionales que existen.
  • Empatía. Es otro de los valores que necesitan aprender las personas para convertirse en líderes, ya que serán exitosos los que adecuen su forma de liderar a cada uno de sus colaboradores. Esto se conoce como “liderazgo situacional” y fomenta un mayor intercambio de ideas y la innovación. Esto es fundamental porque si los empleados se sienten bien haciendo su trabajo -y el líder que tienen es consciente de su motivación- serán más productivos.
  • Comunicación. Es necesario para que un equipo funcione bien, por lo que un buen líder debe comunicar claramente sus expectativas, abordar las conversaciones difíciles con empatía, pero con firmeza y hacer las preguntas adecuadas para mantener una comunicación bidireccional con sus empleados.

3. Oportunidades de aprender trabajando. Una de las mejores formas de desarrollar a los líderes es darles la oportunidad de aprender en el trabajo, de este modo, los empleados pueden “aprender haciendo”, lo que aumentará su retención. Formarse en distintas competencias mediante actividades prácticas, ya sea dándoles la oportunidad de dirigir un proyecto específico, ayudándoles a desarrollar una nueva función dentro de la empresa, animándolos a crear un nuevo proceso interno o permitiéndoles cubrir el puesto de un colega.

Si la empresa tiene los recursos, puede también apoyar programas de emprendimiento interno, en las que permitan a los empleados crear nuevos productos y servicios, y que puedan tomarse en paralelo al trabajo habitual.

4. Oportunidades de aprendizaje uno a uno. Los buenos líderes aprenden observando, hablando y obteniendo retroalimentación de aquellos que ya recorrieron su camino. Por ello, un programa de mentoría es adecuado: las organizaciones que cuentan con mentoría formal, tienen en 46% una mejor calidad de liderazgo, de acuerdo con un reporte realizado por EY, entre otras organizaciones.

Hay ciertos lineamientos para llevar a cabo de la mejor manera esta mentoría, entre estos:

  • Definir claramente las metas. Por ejemplo, desarrollar ciertas habilidades o perfilar la trayectoria profesional. Antes de que los líderes se reúnan con sus mentores, pídales que determinen lo que quieren conseguir.
  • Hacer una evaluación honesta. Los líderes deben identificar dónde se encuentran en este momento y lo cerca que están de lograr lo que quieren conseguir. Califiquen cada objetivo que les gustaría alcanzar en una escala del 1 al 10.
  • Trazar un camino a seguir. ¿Qué se necesita para alcanzar un 10 en cada objetivo? En esta parte, los mentores pueden ayudar a crear un plan de acción mediante alguna herramienta útil, como una hoja de cálculo o una lista con viñetas, por ejemplo.
  • Participación activa. Los líderes deben hablar de sus objetivos y de cómo pueden alcanzarlos. Son ellos quienes deben dirigir la conversación hacia la resolución de sus retos.

Formar líderes no es una tarea fácil ni simple, pero lo que es indiscutible es que el enfoque tradicional de dirección ya no es útil en nuestros días. El liderazgo dentro de la empresa hace que ésta sea o no exitosa, que los empleados estén comprometidos con sus áreas de negocio o que trabajen sin sentir ninguna pertenencia a la organización.