Cuando la oposición llega al poder: retos del nuevo gobierno
Por: Carlos Bravo Regidor, Profesor Asociado, CIDE
Factores como la debacle de Peña Nieto y el PRI, el desfondamiento del sistema de partidos de la transición y un candidato como Andrés Manuel López Obrador que tenía un camino recorrido, lo hizo verse como un candidato con gran determinación y muchos aprendizajes, y ello contribuyó a llevarlo a la presidencia.
En los primeros meses, el Gobierno no tiene oposición, los contrapesos son mínimos, y esto da mucho poder a López Obrador. De acuerdo a varias encuestas, al inicio se le consideró un político con credibilidad, aprobación popular y generó un gran optimismo respecto al futuro del país (86% de encuestados se declaran optimistas después de las elecciones). Sin embargo, por las grandes expectativas que generó y la poca capacidad de dar resultados, su popularidad comienza a bajar, y se le exige satisfacer las expectativas de los mexicanos.
Actualmente, México tiene los mismos o mayores retos de: impunidad, corrupción, falta de movilidad social, y violencia, que en sexenios pasados. Sin embargo, para combatirlos, este gobierno, tiene una nueva actitud, más que un nuevo enfoque. López Obrador propone moralizar la vida pública y tener voluntad política; honestidad; recortes presupuestales y dirige más gasto a política social. Aunque los grandes estatistas no entregan dinero, sino que construyen servicios públicos de calidad que produzcan bienestar a la comunidad, López Obrador está optando por el populismo.
Es conveniente sacarnos a López Obrador de la cabeza, su agenda y su voz, están saturando nuestros espacios mañaneros y estamos dejando de prestar atención a asuntos muy importantes para el desarrollo del país y de nuestros negocios.