
Por: Maryanna Chías, Gerente de Desarrollo de Negocio de Inteligencia Artificial, Minsait México
La Inteligencia Artificial, en distintas áreas de la vida, ya nos brinda múltiples beneficios. Sin embargo, en un ejercicio de plena honestidad, habría que reconocer que también nos está dando una dura lección: la discriminación hacia las mujeres puede trascender al ámbito de la innovación.
Como lo han revelado diversos casos, en muchas de las tareas que les hemos asignado (aprobación de créditos, selección de personal, asignación de becas académicas, definición de perfiles laborales), las soluciones de IA pueden mostrar una clara tendencia hacia la segregación por razones de género, con decisiones o recomendaciones que, en detrimento de las mujeres, privilegian ópticas, roles y características de orden masculino.
Esto ocurre, específicamente por una causa. En la actualidad, las soluciones de IA, en su gran mayoría, son desarrolladas por equipos de trabajo que no se distinguen por la diversidad de género, es decir, son grupos en los que únicamente colaboran varones o la participación de mujeres se ubica en niveles mínimos.
En una circunstancia así, en la que prevalece una visión masculina de la realidad, sólo se puede esperar un resultado: que la innovación base su funcionamiento y su proceso de aprendizaje en información de cuestionable calidad y hasta en prejuicios de los programadores que acabaron plasmados en los algoritmos de esta herramienta.
Para solucionar este problema, la respuesta parece muy clara. Necesitamos incrementar la participación de la mujer en el campo de la Inteligencia Artificial, con el fin de desarrollar soluciones que, al incorporar un ángulo femenino en sus fases de planeación, diseño e implementación, operen con una sólida perspectiva de género.
Sin embargo, materializar dicha solución demandará un gran esfuerzo. Muchos de los obstáculos por superar, involucran a situaciones que van más allá de la innovación tecnológica.
En la IA, la discriminación también se combate con educación
Aumentar la participación de la mujer en el ámbito de la Inteligencia Artificial, en esencia, significa ganar más terreno y conservarlo. No se debe olvidar que el campo de la IA, en su estado actual, es un territorio claramente dominado por la presencia masculina.
En México, de acuerdo con un informe del Foro Económico Mundial, en el rubro de Data e IA, las mujeres ocupan el 28% de los empleos disponibles, mientras que el 72% de las posiciones está en manos de hombres; el contexto internacional no es muy diferente, los varones ostentan el 74% de los trabajos, y las mujeres el 26%.
Por otro lado, un reporte elaborado por la UNESCO, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), señala que el 80% de los profesores especializados en Inteligencia Artificial son varones; el documento también destaca que, entre los autores de artículos sobre IA con peer review (revisión entre pares) global, apenas el 14% son mujeres.
Para superar estos contextos, la solución de fondo implica mirar hacia el futuro, pensar en la formación de las mujeres que pueden llegar al campo. En este sentido, valdría la pena considerar acciones como:
Poner en marcha estas medidas parece un asunto demasiado retador: son propuestas que inciden en temas sumamente críticos. Sin embargo, meternos con estos temas bien vale la pena. Una Inteligencia Artificial con perspectiva de género, gracias a la participación de más mujeres en el campo, será una innovación que no hará distinciones a la hora de brindar sus beneficios, que no abandonará a nadie.
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